FUNDAMENTO Y ORIGEN DE LAS ENFERMEDADES.

Hoy día, los seres humanos, hemos sido testigos de innumerables enfermedades nuevas y prácticamente incurables, que en otros tiempos no existían.  Hoy sabemos de ellas, conocemos su prevención, los medios de contagio, sus consecuencias, pero aún no se conoce su santo remedio y aún así vamos por la vida ignorando este conocimiento, buscando siempre el placer y la satisfacción, a costa de nuestra propia salud.

En el articulo INCUMPLIMIENTO DE LA LEY, nos dimos cuenta que muchos de los males que nos acechan es consecuencia de no cumplir con la Ley de Dios. Uno o muchos de esos males, son propiamente las enfermedades que adquirimos en el proceso de incumplir la ley.

“Si no guardas ni  pones en práctica las palabras de esta Ley escrita en este libro y no temes a ese nombre glorioso y terrible, a Yavé, tu Dios, él te castigará, a ti y a tus descendientes, con plagas asombrosas, plagas grandes y duraderas, ENFERMEDADES MALIGNAS E INCURABLES” Deuteronomio 28:58-62.

“El que peca a los ojos de su creador, ¡que caiga en poder del médico!  Sirácides 38:15.

Entendiendo por enfermedad como la alteración del estado de la salud normal de un ente biológico individual. Otra definición que se aplica, es cualquier trastorno del cuerpo o la mente que puede provocar malestar y/o alteración de las funciones normales.

Es preciso aclarar que Dios creó al hombre con libertad para escoger entre lo bueno y lo malo. Desde el primer hombre y la primera mujer, ambos escogieron el mal. Es a ese mal que la Biblia llama “Pecado”. Puesto que nadie se infecta de SIDA accidentalmente, así pues, con el simple hecho de desobedecer la ley de Dios cuando nos dice, no cometerás adulterio, no forniques, no desees la mujer de tu prójimo, ya nos hacemos acreedores a un escarmiento inmediato, la enfermedad y ya ni hablar del castigo final y eterno que le espera.

Para ilustrar esta ejemplificación de la Enfermedad del SIDA y de alguna manera generalizarlo como las enfermedades de transmisión sexual, remítanse a visitar esta página  (Enfermedadesdetransmisión.html) donde podemos encontrar información detallada de las enfermedades más frecuentes, y sobre todo con fotografías impactantes sobre las manifestaciones de algunas de estas enfermedades. Para que si después de leer este artículo y revisar el contenido de la página antes mencionada, nuestro lector hace caso omiso, afrontar las consecuencias de seguir desobedeciendo la Ley de Dios.

Note la recurrencia del Pecado,  reiterando que nadie se infecta de SIDA accidentalmente, si tiene relaciones promiscuas con alguien que está infectado (Pecado) o tiene relaciones homosexuales con alguien que está infectado (Pecado), o alguien le infecta a propósito (ese alguien peca), o alguien le infecta accidentalmente (esa persona adquirió el SIDA por pecar), o un niño nace infectado de sus padres (pero sus padres o quienes los infectaron a ellos pecaron).  Lo Mismo ocurre con las demás enfermedades y la consecuencia de todo esto es la muerte.

Cuando usted peca usted muere espiritualmente y queda separado de Dios (quien es Santo). Note que esta muerte o separación ocurren en el mundo espiritual. Pero junto a la muerte espiritual también el hombre se ganó la muerte física (aunque no de forma inmediata), sino de manera paulatina, a través de la descomposición de sus órganos. Es a eso lo que llamamos enfermedades y envejecimiento.

Médica y clínicamente un ser humano nunca posee una condición absoluta de sanidad, puesto que cuando aparentemente estamos sanos, alguna enfermedad se nos está desarrollando, tenemos algo desconocido asintomático aún, etc. Tal parece entonces que ningún ser humano se puede considerar sano y con ello, podemos llegar a pensar que efectivamente vivimos en un mundo de pecado, y que eso nos incumbe a todos los seres humanos por igual, viéndonos sumergidos invariablemente en el mundo de las enfermedades.

Cuando Dios creó al hombre le advirtió que no le desobedeciera. El hombre lo hizo y se ganó un premio al hacerlo: la muerte y las enfermedades. Pues cuando un niño sufre de hambre o cuando una persona muere de cáncer, no es Dios quien lo causa, es el pecado que el hombre se ganó cuando desobedeció y CONTINÚA desobedeciendo a Dios de manera recurrente.

Se considera también que otra de las circunstancias que genera un sinnúmero de enfermos, es lo que a continuación San Pablo nos explica:

“…Que cada uno examine su conciencia antes de comer el pan y beber de la copa. De otra manera co0me y bebe su propia condenación al no reconocer el cuerpo. Esta es la razón por la cual se ven tantos enfermos entre ustedes, y tantos que son débiles, y varios han muerto. Si nosotros tuviéramos más cuidado, el Señor no tendría que intervenir en contra nuestra. El señor interviene para corregirnos, a fin de que no seamos condenados junto con este mundo.”  1 Corintios 11:28-32.

Así pues, debemos estar conscientes que desobedecer la voluntad de Dios, nos trae severas consecuencias, y que si no intentamos entrar en Comunión con Él, nuestras penas y castigos pueden ser tan graves como nuestro pecado y desobediencia sean.  A pesar de todo lo anterior Dios no se olvida de nosotros, pero siempre y cuando cambiemos de actitud, de hábitos, que logremos la conversión hacia él.

“Vengan, volvamos a Yavé, pues si él nos lesionó, él nos sanará; si él nos hirió, él vendará nuestras heridas.” Oseas 6:1.

“Yo le devolveré la salud, lo alentaré y lo ayudaré a recuperarse.” Isaías 57:18.

“Yo, sin embargo, me apresuraré a que se restablezcan y mejoren; les devolveré la salud y les haré gozar de mucha paz y seguridad.” Jeremías 33:6.

Aquí radica la importancia de cumplir o tratar de cumplir la voluntad de Dios plasmada en su Palabra, en su Ley,  para concluir este articulo, meditemos  algunas citas donde se destaca esta aseveración.

“Hijo mio, no te olvides de mi enseñanza,  guarda en tu corazón mis mandamientos, porque ellos te colmarán de largos días, de años de vida y de buena salud… esto será medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos.”  Proverbios 3:1-8.

“Porque son vida para los que las reciben, medicina para todo hombre.” Proverbios 4:22

“Si de veras escuchas la voz de Yavé, tu Dios, y haces lo que es justo a sus ojos, dando oídos a sus mandatos y practicando sus normas, no descargaré sobre ti ninguna plaga de las que he descargado sobre los egipcios; porque YO SOY YAVÉ, QUE TE DOY LA SALUD.” Exódo 15:26.