INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA.
Para cerrar esta serie de artículos denominada LAS SANTAS ESCRITURAS, analizaremos los criterios existentes para interpretar el contenido de la Biblia, comprendiendo así, que no es un libro cualquiera, que lo que leamos y entendamos no es lo efectivo. Puesto que la Biblia es un libro antiguo, escrito a lo largo de más de mil años, en cuya integración formaron parte muchísimas personas con cultura y costumbres diferentes, incluso durante épocas muy distantes unas de otras, así como de lugares de origen. Además, surgió como el fruto más representativo de la fe y la vida del pueblo creyente, antes, durante y después de la actividad de Jesús.
Por todo esto, para entenderla correctamente se necesita poseer la misma fe de la iglesia que Cristo fundó y a la cual confió su mensaje, a parte de tener presentes algunos criterios muy importantes de interpretación, como son:
EL TEXTO:
Recordemos que la Santa Biblia fue escrita a través de varios años, en distintos idiomas y lugares, es por ello que encontramos palabras con significado distinto, y que a veces coartamos su significado para agredir todo el contenido de la misma, recordemos que nuestros hermanos separados se basan en detalles como este para poder atacarnos, tal es el caso de la palabra hermano, que hasta llegan a decir que María tuvo más hijos, que perdió su virginidad, que Jesús tuvo muchos hermanos carnales, en fin, analicemos un poco:
La palabra “Hermano” en Génesis 11:27 quiere decir Sobrino, en Mateo 5:23 significa Prójimo, en Hechos 9:30 indica Correligionario, en Tobías 1:3-10 nos dice que hermano se sobreentiende ser de la misma raza, en el mismo libro de Tobías 7:12 se aduce como Primo, en Tobías 7:4 hermano carnal y por último en Tobías 7:10 hermano quiere decir pariente.
Es por ello que EL TEXTO es el primer criterio a tomar en cuenta para una buena interpretación de los contenidos bíblicos, puesto que de hecho el contenido de la Biblia pues totalmente es Texto, descifrado en palabras, y confusión en los textos o la falta de comprensión de la semántica original, conlleva a una interpretación errónea.
EL CONTEXTO:
Este criterio es indispensable para entender correctamente el verdadero significado de un texto bíblico, hay que entender y conocer lo que hay antes y después de dicho texto. Por ejemplo:
“ustedes escudriñan las escrituras, porque piensan encontrar en ellas la vida eterna.” Juan 5:39.
Según los testigos de Jehová, este versículo quiere decir que también ahora uno puede encontrar la salvación, guardando solamente el Antiguo Testamento, puesto que así sucedió antes de Cristo. Pues bien, siguiendo en la lectura, vemos que no es así:
“Las escrituras hablan en mi favor; sin embargo, ustedes no quiere venir a mi, con lo cual tendrían la vida.” Juan 5:40.
Con el complemento se nota de sobremanera que el anterior es el hecho, lo que estas personas buscan o toman como referencia para justificar sus sectas, pero lo segundo viene a confirmar rotundamente que el busca la vida la vida eterna fuera de Cristo no la va a conseguir ni así cumplan al pie de la letra todo lo que diga el Antiguo Testamento, puesto que Cristo es la llave para poder obtener la Salvación.
Los Textos Paralelos:
Para entender un tema especifico, tenemos que ver todo lo que dice la biblia al respecto. No basta tomar en cuenta solo un pasaje bíblico. Para ejemplificar este criterio podemos usar la justificante de varias sectas que rigen sus doctrinas basadas en el Antiguo Testamento, tal es el caso del bautismo, donde algunos realizan sus bautizos en el Rio, puesto que Jesús fue Bautizado en un Río.
“Luego al salir del agua, Jesús tuvo esta visión, los cielos se rasgaban, y el Espiritu Santo bajaba sobre él como paloma.” Marcos 1:10.
Nos damos cuenta que efectivamente Jesús fue bautizado en un Río, como así era la manera de bautizar a las personas antiguamente, pero como vimos en el Articulo de Santas Escritura III, nosotros los católicos de ahora debemos regirnos por lo que dicte Jesús, con su Ley.
“El que no renace del agua y del Espiritu, no puede entrar en el Reino de Dios.” Juan 3:5.
La Analogía de la Fe:
Siendo Dios el autor de toda la Biblia no puede haber contradicción entre una verdad y otra. Por ejemplo una vez aclarado que Dios quiere la Salvación de todos los hombres, no se puede admitir la predestinación, es decir, que Dios decida quienes se van a salvar y quienes se van a condenar:
“El que crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer se condenará.” Marcos 16:16.
“Pues Dios no nos destinó a la condenación, sino a que hagamos nuestra la salvación, por Cristo Jesús, nuestro Señor.” 1 Tesalonicences 5:9.
Por lo tanto, los textos bíblicos que se refieren a Judas, no se pueden interpretar en el sentido que Dios de antemano haya establecido a Judas para que traicionara a Cristo.
La Tradición viva de la Fe.
No se puede entender la Biblia como si fuera un libro cualquiera, desconectado de la tradición, de la cual es parte. Y esa Tradición Viva de la Fe, es un mensaje, una verdad popular, algo que perdura al paso de los años y de la generaciones porque se va proclamando de boca en boca, una herencia verbal que incluso ahora mismo la seguimos emanando a nuestros contemporáneos y a nuestros futuros. Por eso es tradición, por eso sigue viva, porque proclamamos nuestra Fe.
Por ejemplo, interpretemos mediante la Tradición Viva de la Fe lo que está escrito en Lucas 1:28.
“Entró el ángel a su presencia y le dijo: Alégrate, LLENA DE GRACIA, el Señor está contigo.” Lucas 1:28.
La expresión LLENA DE GRACIA, la Tradición Viva de la Fe la interpreta en el sentido de que María no tuvo ningún pecado, ni original ni actual. Esta expresión usada por la Tradición es como si nosotros mismos al paso de algunos años, cuando “Los Emos” hayan pasado a la historia y nosotros damos Fe a personas que no los conocieron, sobre sus modos y estilos de vida. Y que esa misma información perdure y siga manifestándose, así es como actúa la Tradición Viva de la Fe.
Se puede inferir fácilmente que nuestros hermanos separados no aplican estos criterio de interpretación, quizá por que no los conocen o simplemente no los aceptan, es por ello que incurren en grandes errores, y que sin intención o intencionalmente tergiversan el verdadero sentido, perjudicándose a si mismos y con el riesgo de perderse. Saliendo a flote este comentario por lo expresado por Martin Lutero, el Padre del Protestantismo actual, quien proclamaba el principio de la libre interpretación de la Biblia. Y pues, nos damos cuenta que esta aseveración totalmente contraria a lo estipulado en la Biblia.
“Sépanlo bien; nadie puede interpretar por sí mismo una profecía de la Escritura.” 2 Pedro 1:20.
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